domingo, 6 de mayo de 2012

Lunes 7 de mayo de 2012



Hermanos:

Ya estamos a 7 de mayo y en Dominicana es como si se acercara el fin del mundo, como si toda la vida dependiera de lo que sucederá el próximo 20 de mayo, día de las elecciones presidenciales. Seis candidatos a la presidencia, dos de ellos con verdaderas posibilidades de acceder al Poder, y a nuestro juicio, los dos son más de lo mismo.

Uno representa la corrupción primaria, muy poco estructurada, en un ambiente de confusión y desorden; el otro representa la corrupción organizada y estructurada para ese fin, en medio del orden y la estabilidad.

Uno provoca el temor de que nos hagamos más pobres, como ya ha sucedido; el otro provoca el temor al Poder absoluto, que ya tiene.

Para los dos no hay nada más importante que acceder al Poder. Y así no puede ser. Porque el que persigue el Poder como un fin en si mismo, llena su camino de pactos y de concesiones que luego no hay manera de encontrar el otro camino, el de su pueblo, el que persigue la plenitud, la vida digna.

En otro orden les comento que la esperanza renace cuando trabajo con la Coalición Educación Digna. El ambiente que existe en ese espacio es extraordinario. Cada paso nos acerca. De manera que a pesar de políticos funestos, la esperanza renace cada día. "A pesar del otoño, creceremos"

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo a Pablo Neruda con el Canto XII de Alturas de Machu Picchu.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com

 

 

XII

Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.


No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.


Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado;
domador de guanacos tutelares,
albañil del andamio desafiado,
aguador de las lágrimas andinas,
joyero de los dedos machacados,
agricultor temblando en la semilla,
alfarero en tu greda derramado,
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano.

Señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.


Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Apegadme los cuerpos como imanes.

Acudid a mis venas y a mi boca.

Hablad por mis palabras y mi sangre.





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