lunes, 26 de noviembre de 2007

Lunes 26 de Noviembre de 2007



Hermanos:

Se acerca Diciembre, y "Poema de lunes" cumple su primer año.
Estos poemas que lunes tras lunes compartimos, tienen sentido porque ustedes existen. Es decir, la comunidad de "poema de lunes" le da sentido a las entregas que semanalmente producimos.

Me gustaría compartir un momento más cercano con ustedes, fraternos todos.
Quiero proponerles que el 27 de diciembre, último jueves de diciembre, nos reunamos a celebrar el cumpleaños.

Podría ser en mi casa, a partir de las 8:30 PM.
Sería una buena oportunidad para que todos los que recibimos "poema de lunes" nos conozcamos personalmente.

De más está decir que sería una noche en donde la bohemia andaría por sus fueros, suelta de las dos manos..., desatada...

De manera que ya saben, la celebración va el 27 de Diciembre a partir de las 8:30 PM, en mi casa (luego enviaré mapa), quijoteurbano se sentirá muy honrado de recibir a tanta gente buena.

Para tener una idea de la asistencia les pido que confirmen su asistencia por esta misma vía (escribiendo a quijoteurbano@gmail.com ).

Ahora a lo nuestro.

Esta semana les traigo un poeta peruano que también ha marcado a mi generación: se trata de César Vallejo.

A mi juicio el más significativo homenaje rendido a César Vallejo fue el que le rindió José Manuel Castañón, "capitán de los ejércitos de Franco...", que, finalizada la guerra civil, se pasó una noche "leyendo a César Vallejo, poeta de los vencidos..."
"Al amanecer de esa noche, renunció al ejército y se negó a recibir una peseta más del gobierno de Franco. Después lo metieron preso y se fue al exilio".
El texto citado es de Galeano y lo pueden encontrar en este enlace

Que tengan bonita semana.

Mario






BORDAS DE HIELO

Vengo a verte pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos...
¡Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
¡la estrella de la tarde partirá!


Las jarcias; vientos que traicionan; vientos
¡de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
¡y quien habrá partido seré yo...!





SAUCE

Lirismo de invierno, rumor de crespones,
cuando ya se acerca la pronta partida;
agoreras voces de tristes canciones
que en la tarde rezan una despedida.

Visión del entierro de mis ilusiones
en la propia tumba de mortal herida.
Caridad verónica de ignotas regiones,
donde a precio de éter se pierde la vida.

Cerca de la aurora partiré llorando;
y mientras mis años se vayan curvando,
curvará guadañas mi ruta veloz.

Y ante fríos óleos de luna muriente,
con timbres de aceros en tierra indolente,
cavarán los perros, aullando, ¡un adiós!



MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar.

Este último poema lo tengo en un video que encontré, recitado por un joven actor argentino llamado Leonardo Sbaraglia, y el enlace es el siguiente: Masa: Leonardo Sbaraglia

lunes, 19 de noviembre de 2007

Lunes 19 de Noviembre de 2007






Mañana 20 de noviembre el pueblo mexicano celebra un aniversario más de su revolución. La Revolución Mexicana de 1910 fue un movimiento armado con profundas raíces en lo económico, lo social y lo político.

El latifundio y el desarrollo de una economía que privilegiaba a los menos y empobrecía a las grandes mayorías; las marcadas diferencias sociales y la dictadura de Porfrio Díaz, crearon las condiciones para que se iniciara este movimiento armado.

Las elecciones de mediados de 1910 habían sido sumamente irregulares y el Congreso porfirista declaró ganador a Porfirio Díaz.

Francisco Madero, el candidato opositor que se encontraba prácticamente preso en San Luis Potosí se fugó y llegó a San Antonio Texas desde donde el 5 de Octubre de 1910 proclamó el Plan de San Luis en el que declaraba: "Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”.El artículo 7 de ese Plan de San Luis declaraba: El 20 de Noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”.Esa fue la revolución de Pancho Villa, Emiliano Zapata y La Adelita.

A México lo conocí de manos de la Tropa Mexicana, esa suerte de hermandad de seguidores de Silvio en este mundo y bastaron siete días para quedar definitivamente vinculado emocionalmente con ese pueblo valiente que en El Zócalo se manifiesta en jóvenes que salen de la universidad y dejan sus mochilas en el suelo, se visten con atuendos de indios bravos y bailan danzas ancestrales o se manifiesta como lo hicieron los cadetes que enfrentaron al ejercito norteamericano y que hoy se les recuerda como Los Niños Héroes, algunos tan jóvenes como de 13 años.

Hoy les traigo La Adelita, un homenaje a México, a su revolución y a la mujer mexicana.

En la página de poema de lunes la podrán ver en un video.

Que tengan bonita semana.

Mario



LA ADELITA
(Corrido revolucionario)
En lo alto de una abrupta serranía,
acampado se encontraba un regimiento,
y una joven que valiente lo seguía,
locamente enamorada del sargento.

Popular entre la tropa era Adelita,
las mujer que el sargento idolatraba,
que además de ser valiente era bonita,
que hasta el mismo coronel la respetaba.

Y se oía, que decía,
aquel que tanto la quería:

Y si Adelita quisiera ser mi esposa,
si Adelita fuera mi mujer,
le compraría un vestido de seda
para llevarle a bailar al cuartel.

Y si Adelita se fuera con otro,
la seguiría por tierra y por mar,
si por mar en un buque de guerra,
si por tierra en un tren militar.

Y después que termino la cruel batalla
y la tropa regresó a su campamento,
se oye la voz de una mujer que sollozaba,
su plegaria se escucho en el campamento.

Al oírla el sargento temeroso,
de perder para siempre a su adorada,
ocultando su dolor bajo el esbozo
a su amada le cantó de esta manera:

Y se oía, que decía,
aquel que tanto se moría:

Y si acaso yo muero en campaña,
y mi cadáver lo van a sepultar,
Adelita por Dios te lo ruego,
que con tus ojos me vayas a llorar.

Dominio popular

lunes, 12 de noviembre de 2007

Lunes 12 de Noviembre de 2007

Hermanos:

Hoy les traigo una muestra de la poesía de un poeta español del siglo pasado que ha dejado huellas en mi generación.
Es el autor de esos versos que dicen "Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto sino llegar con todos y a tiempo"
Me refiero a León Felipe.

Mi más antiguo recuerdo de su poesía es "Romero sólo..." que era un poema cotidiano en mi casa de niño. Tiempo después Serrat se encargó de arrebatarme con "Vencidos" y más recientemente recibo semanalmente las "Riendas Tensas" de Hamlet Hermann, de manera que no he perdido contacto con su poesía desde niño.

En otro orden de ideas les comento que en Poema de lunes he publicado el poema completo de Humberto Constantini. Recordarán que publiqué un fragmento de su poema a Santo Domingo porque no lo tenía completo, pero Valerio, de quien no tengo más detalles, me ha conseguido el poema completo. Gracias Valerio, donde estés, ¡muchas gracias!

Que tengan bonita semana,

Mario
poema de lunes
quijote urbano



Más sencilla...

Más sencilla... más sencilla.
Sin barroquismo,

sin añadidos ni ornamentos.
Que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos.

«Los brazos en abrazo hacia la tierra,
el mástil disparándose a los cielos.»
 
Que no haya un solo adorno

que distraiga este gesto...
este equilibrio humano
de los dos mandamientos.
Más sencilla... más sencilla...
haz una cruz sencilla, carpintero.


Sé todos los cuentos

Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto. 
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos... 
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos...
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos...
Y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas es verdad.
Pero me han dormido con todos los cuentos...
Y sé todos los cuentos.



Vencidos

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura

de Don Quijote pasar…
 
Y ahora ociosa y abollada
va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero,
sin peto y sin espaldar…
va cargado de amargura…
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar…
va cargado de amargura…
que allá "quedó su ventura"
en la playa de Barcino,
frente al mar…
 
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…
va cargado de amargura…
va, vencido, el caballero
de retorno a su lugar.
 
Cuántas veces Don Quijote,
por esa misma llanura,
en horas de desaliento
así te miro pasar…
y cuántas veces te grito:
Hazme un sitio en tu
montura
y llévame a tu lugar:
hazme un sitio en tu montura 
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor…

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar… 

lunes, 5 de noviembre de 2007

Completado el poema de Constantini




El pasado lunes 3 de Septiembre del presente año publiqué un fragmento de un poema de Humberto Constantini. En esa ocasión expliqué que no tenía completo el poema, que solamente tenía el final del poema y solicitaba información al respecto.
Pues bien, la información llegó de manos de Valerio, de quién no tengo más detalles y a quién quisiera hacerle llegar los mejores deseos de este corazón agradecido.
Valerio ha completado en el blog el poema y aquí se los presento.
Gracias de nuevo Valerio.


YANQUIS HIJOS DE PUTA

En realidad
sólo quería decir
eso.
En realidad, la vida
es,
pongamos por ejemplo,
una manzana.
Entonces,
uno la mira, la toca,
le hace fiestas,
la besa, le habla
tal vez
hasta dibuja manzanitas
imitándola.

La quiere así, manzana,
rica, pulposa, viva,
indescifrable,
sabia.

Si la quieren romper,
si viene
un bicho, por ejemplo,
un yanqui hijo de puta,
para ser más precisos,
a matarla,

ya no se puede hablar
así nomás de la manzana.
Hay que matar el bicho,
es necesario
odiarlo,
destruirlo.
Es casi obligatorio
decirle hijo de puta
decirle yanqui hijo de puta
todos los días, religiosamente,
y encontrar la manera
de acabarlo.
Por amor a la vida,
simplemente.

En realidad
tal vez
no me he explicado bien.
Si uno tiene,
pongamos por ejemplo,
un amor, una cosa
que le anda por la piel
por todas partes.
Digamos
Buenos Aires.
Digamos
un octubre, un poema, una muchacha.
O digamos la esquina
de Nazca y Tequendama
los domingos, a las seis de la tarde.
(Estoy casi seguro
que había una esquina así en Santo Domingo,
que había un viejo,
una silla,
un cielo inverosímil,
muchachos que volvían del fútbol,
señoras apuradas,
bocinas, qué sé yo
y tal vez
hasta un tipo solitario
como yo
que miraba).
Si uno tiene un amor entonces,
eso que le camina por la piel,
decíamos,
y pasa algo,
ocurre
que viene el mal, la peste, la desgracia
o para no ir más lejos .
vienen
los marines
idiotas,
los cretinos mascadores de chicle,
odiadores de todo lo que crece
y desembarcan.
Entonces
ya no se puede hablar así nomás,
hay que matar la muerte de algún modo,
hay que pelear con rabia,
destruirlos,
salirles al encuentro como sea
y además
decir, decir hijos de puta,
decir marine yanqui hijo de puta,
decirlo y masticarlo
y enseñarlo a los chicos
como un rezo.

Por amor a la vida,
simplemente,
me parece.


Humberto Constantini