lunes, 27 de octubre de 2008



Hermanos:

Les comento que en la semana hemos tenido la visita de Mario y Laura, mi hijo mayor y su esposa, quienes estudian en Pittsburgh y han venido a la boda de su amigo Orlando Prieto. De manera que hay reunión familiar y celebración por la cercanía de dos hijos muy queridos.

También quisiera comentarles que el Espacio de Coordinación de La Lucha Contra la Corrupción (La Lucha), organización de la sociedad civil dedicada a luchar contra la corrupción, celebrará su primer aniversario con un evento en la Plaza Bolívar, en la Avenida Bolívar esquina Av. Máximo Gómez, de Santo Domingo, el día jueves 30 de octubre de 2008 a partir de las 6:00 PM.

El acto iniciará a las 6:00 PM en punto con la parte protocolar y a partir de las 7:00 PM se dará paso a la parte artística: grupos folclóricos, teatro, músicos urbanos, mimos, zancos, etc.

Los asistentes tendrán la oportunidad de añadir sus firmas a una proclama contra la corrupción que posteriormente se hará pública.

Será una noche en la que demostraremos que somos más los que soñamos con una República Dominicana transparente y digna, incluyente y solidaria.

A los que se encuentren en Santo Domingo espero verles por allá, poema de lunes apoya La Lucha.

Ahora a lo nuestro.

Esta semana les traigo un poema de Federico García Lorca, que rescato de mi memoria de niño. Papá y mamá lo recitaban a duo.

Que tengan bonita semana.

Mario


El lagarto está llorando.

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay!, ¡ ay!, cómo están llorando!

Federico García Lorca

martes, 21 de octubre de 2008

Cosas veredes


Hermanos:

Durante la semana, al escribir el artículo que cada semana publico en el periódico Hoy, tuve la oportunidad de incluir una cita que había escuchado muchas veces y que siempre se decía que era del Quijote. En el artículo estuve tentado a escribir: "Cosas veredes", que es la versión corta de la supuesta cita del Quijote "Cosas veredes, Sancho".

Como no me gusta escribir sin tener total dominio de lo que digo, investigué e incluso fui a la fuente, al Quijote; y hasta donde pude llegar, parece que se trata de una leyenda urbana. La palabra "veredes" aparece dos veces en el Quijote y lo hace en un párrafo del capítulo LII de la pirmera parte, donde dice: "Ahora, valerosa compañía, veredes cuanto importa que haya en el mundo caballeros que profesen la orden de la andante caballería; ahora digo que veredes, en la libertad de aquella buena señora que allí va cautiva, si se han de estimar los caballeros andantes."

Esa última cita del Quijote la conseguí buscando en el glosario de la obra la palabra "veredes".

De todos modos, si alguno tiene información adicional acerca de la cita "Cosas veredes, Sancho", atribuída al Quijote, agradeceré la información.

Ahora a lo nuestro.

Esta semana les traigo a Juan Gelman, argentino de padres ucranianos y poeta extraordinario.

Que tengan bonita semana.

Mario

PD: Encontré este enlace que arroja luz sobre la frase "Cosas veredes, Sancho"


XVI

Cuando esté muerto
oiré todavía
el temblor
de tu saya en el viento

Alguien que leyó estos versos
preguntó: "¿cómo así?
¿qué oirás? ¿qué temblor?
¿qué saya? ¿qué viento?

Le dije que callara
que se sentara a mi mesa
que bebiera mi vino
que escribiera estos versos:

"Cuando esté muerto
oiré todavía
el temblor
de tu saya en el viento"



XVII

Un viento de separados
de besos que no nos dimos
doblega el trigo de tu vientre
sus azucenas con sol

ven
o querré no haber nacido
trae tu agua clara
las ramas florecerán

mira esto:
soy un niño roto
tiemblo en la noche
que cae de mí.

lunes, 13 de octubre de 2008

De la pérdida de la buena dicción y otros quebrantos




Hermanos:

Durante la semana que acaba de pasar fue el cumpleaños de Patricia y lo celebramos en casa. Muchos de los que asistieron son incondicionales de poema de lunes, de manera que si desean ver las fotos, las he subido a http://web.me.com/m.berges

En otro orden de ideas les comento que del 12 al 16 del próximo mes de noviembre estaré en la Ciudad de Mexico acompañando a Patricia que irá a la Asamblea de Laboratorios Clínicos de Latinoamérica. Son muy pocos días para tanta vida, pero ya veremos cómo aprovechamos ese corto tiempo lo mejor que podamos.

Desde mi esquina de aprendiz de poeta leo los periódicos y me espanto de que la mala apuesta de muchos en el casino financiero tenga que ser pagada por una humanidad que en su inmensa mayoría no sabe siquiera que el casino existe.

La verdad es que son tiempos raros, me complace pensar que son tiempos de parto. Nunca como ahora la humanidad ha tenido tanta interconexión, si la utilizamos para comunicarnos podemos acelerar el parto y hacer que la niña, porque seguro será niña, nazca hermosa y sea buena.

Ahora a lo nuestro. Hoy les traigo a Delfina Acosta, poeta del Paraguay de fina sensibilidad. Espero que les guste su poesía.

Esta semana poema de lunes llegará un poco más temprano que de costumbre porque voy a la boda de una pareja muy querida y eso es ahora, al mediodía de hoy domingo y como en la fiesta estarán mis amigotes, es posible que termine perdiendo la buena dicción o la percepción temporo-espacial del inminente lunes en mi casa.

Que tengan bonita semana.

Mario



SUCEDE

Sucede que mi carne se deshoja
porque ella es desde antes mi enemiga.
Morir o envejecer. La tarde quieta,
la noche tan callada en mis mejillas,
me ocurren. Y me ocurre la penumbra
del corazón. De niña no sabía...

Me hablaban de muñecas de cristal,
de la importancia de las blancas cintas
en el cabello verde, o me llevaban
al cine. Me contaban las mentiras
que a ellas les dijeron, y yo, buena
y sana fui instalada en una esquina
del tiempo hasta que ahora, a la hora
de aquel reloj que marca el mediodía,
me digo, finalmente, que en mi rostro
el sol se puso ya. Cuán largo día...





EL PINO EN LAS PENUMBRAS

Sobre tus hombros inclinar mi rostro.
Un lirio aún vivo que encontré, contarte.
Soy la culpable de tus versos lúgubres
donde una llama ciega y negra arde.

"El pino en las neblinas" es un verso,
y todo cuanto muere o cuanto nace:
la ropa de la flor, la carne blanca
de las orquídeas que al amor se abren.
Mirarte amado, y verme en tu mirada.
Besar tu anillo gris, pero abrazarte
como si el tiempo fuera a despedirse.

¿Que es ésto de perderse y encontrarse?
Por un camino de furiosas hojas
llegaron los fantasmas de la tarde.
Tú, mi alma sola, y yo, también, tu alma,
si rondan ya los últimos amantes.





DE MEMORIA

Tienen las ramas esta madrugada
el bienvenido aliento de las rosas.
Las blancas mariposas de mis manos
nadie las ve, ¡y cómo te devoran!

Donde tú estás, allí, mi amor te llama.
Yo quiero que me escuches. Es ahora
el tiempo del encuentro. ¿No percibes
cómo se buscan, sin saber, las cosas?

Amigo, amante, déjame decirte
y dime tú también. Llegó la hora.
Las lágrimas con luces del rocío,
el soplo de cristal, las altas olas
nos buscan, llameando, desde ayer.

Abren caminos, árboles, auroras.
Amado, nuestros besos, tantos besos
y un beso yo los supe de memoria.
Debajo del rojizo sol de flores
te aguardo siempre dentro de mi sombra.