Hermanos:
Esta semana les traigo un relato breve de Julio Cortazar titulado “Más sobre escaleras”.
Es un relato hermoso que deja un grato sabor que dura días. Verdadera poesía en prosa. Disfrútenlo.
Por otra parte, les comento que en la página de “poema de lunes”, es decir en www.poemadelunes.blogspot.com he subido tres videos, tres “Atentados artísticos” como los autores les han llamado.
Se
trata de irrupciones, en el ambiente urbano de Madrid, de actores con
mensajes específicos: “vamos a amarnos”, “derrotemos el miedo”, “la
prisa mata”.
También les comento que en la página de “quijote urbano”, es decir, en www.quijoteurbano.blogspot.com
he subido dos videos. El primero de ellos es un video de un grupo
dominicano que escribe en las paredes y firma como “justicia global”;
ese grupo ha hecho un video en el que hace la crítica al comercial de
la campaña de Leonel Fernández que dice: “No Inventen”.
El
segundo video es también de la irrupción de un grupo de actores, en
este caso en el ambiente urbano de New York, pero esta vez no hay
mensaje sino simplemente por hacer una broma.
Estos videos son señales de ciudad viva, de lenguaje urbano.
Que tengan bonita semana.
Mario
Más sobre escaleras
En un lugar de la bibliografía del que no quiero acordarme, se explicó alguna vez que hay escaleras para subir y escaleras para bajar; lo que no se dijo entonces es que también puede haber escaleras para ir hacia atrás.
Los usuarios de estos útiles artefactos, comprenderán sin excesivo esfuerzo que cualquier escalera va hacia atrás si uno la sube de espaldas, pero lo que en esos casos está por verse es el resultado de tan insólito proceso.
Hágase la prueba con cualquier escalera exterior; vencido el primer sentimiento de incomodidad e incluso de vértigo, se descubrirá a cada peldaño un nuevo ámbito, que si bien forma parte del ámbito del peldaño precedente, al mismo tiempo lo corrige, lo critica y lo ensancha.
Piénsese que muy poco antes, la última vez que se había trepado en la forma usual por esa escalera, el mundo de atrás quedaba abolido por la escalera misma, su hipnótica sucesión de peldaños; en cambio bastará subirla de espaldas para que un horizonte limitado al comienzo por la tapia del jardín, salte ahora hasta el campito de los Peñaloza, abarque luego el molino de La Turca, estalle en los álamos del cementerio, y con un poco de suerte llegue hasta el horizonte de verdad, el de la definición que nos enseñaba la señorita de tercer grado.
¿Y el cielo, y las nubes?
Cuéntelas cuando esté en lo más alto, bébase el cielo que le cae en plena cara desde su inmenso embudo.
A lo mejor después, cuando gire en redondo y entre en el piso alto de su casa, en su vida doméstica y diaria, comprenderá que también allí había que mirar muchas cosas en esa forma, que también en una boca, un amor, una novela, había que subir hacia atrás.
Pero tenga cuidado, es fácil tropezar y caerse; hay cosas que sólo se dejan ver mientras se sube hacia atrás y otras que no quieren, que tienen miedo de ese ascenso que las obliga a desnudarse tanto; obstinadas en su nivel y en su máscara, se vengan cruelmente del que sube de espaldas para ver lo otro, el campito de los Peñaloza o los álamos del cementerio.
Cuidado con esa silla; cuidado con esa mujer.
Julio Cortazar
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