martes, 30 de diciembre de 2008

Metro de Santo Domingo





Hermanos:

Como prometí en la entrega anterior, el pasado lunes me pasé la mañana en el nuevo Metro de Santo Domingo. Lo recorrí en toda su extensión y me detuve a conocer tres estaciones: Las dos de los extremos que son la Mamá Tingó y la Centro de los Héroes; y una tercera, Los Taínos, que es una estación intermedia.

La impresión que me dejó el Metro de Santo Domingo no pudo haber sido mejor. Un transporte con tiempos de viajes mínimos y en condiciones óptimas de seguridad y confort. Por su parte, la conducta mostrada por los usuarios se correspondía con el trato digno que estaban recibiendo.

Ningún proyecto del actual gobierno ha tenido mayor oposición que el Metro de Santo Domingo. De hecho el gobierno lo ha construido prácticamente pasando por encíma de todos los sectores opuestos al mismo. Básicamente las razones para oponerse son que existen soluciones superficiales más económicas y que además el momento no era oportuno, ya que nuestra economía había sido devastada por un desfalco bancario de más de dos mil docientos millones de dólares.

En un conversatorio en la Fundación Global en el que participé como expositor al momento de iniciarse la construcción del Metro a finales de 2004, defendí el proyecto del Metro con el argumento de que el transporte rápido masivo necesitaba un carril exclusivo y la existencia del "Concho" y las "Voladoras" era un obstáculo dificil de vencer. Por su parte, el Metro garantizaba un carril exclusivo dificil de invadir por el "Concho" y las "Voladoras".

Para los que siguen poema de lunes y no conocen el "Concho" y las "Voladoras" les dire que en Santo Domingo el transporte público está servido principalmente por vehículos de 5 o 6 pasajeros y autobuses de pequeña capacidad (8, 12 y 26 pasajeros). Tanto los vehículos de cinco pasajeros como los pequeños autobuses transportan pasajeros por rutas que no tienen paradas definidas, de manera que se detienen a voluntad del pasajero tanto para dejarlo como para recogerlo. Imaginen una ciudad de un poco más de tres millones de habitantes en donde una legión de vehículos de baja capacidad se detienen en las vías a recoger y dejar pasajeros a voluntad de éstos. Ese sistema de transporte que va recogiendo y dejando pasajeros a voluntad de los mismos, en una ruta establecida, se conoce en Santo Domingo como "Conchar". Los vehículos de cinco o seis pasajeros son llamados carros de "Concho" y a los autobuses que "conchan" se les llama "Voladoras".

Como anécdota les comento que a finales del 1999 me tocó presentar una ponencia en la CEPAL, en Santiago de Chile, acerca de "El Tansporte en Santo Domingo" ante un auditorio latinoamericano. Imagínense, me pasé media hora hablando sobre las horas pico ,que es la hora de mayor congestión vehícular, y claro, también hablé bastante de los conchos. Al terminar se me acercó un chileno y me dijo con una sonrisa pícara: "Entre los picos y las conchas, esta ha sido la conferencia más erótica a la que he asistido"

Bueno, basta ya de metros, voladoras, conchos y demás erotismos. El sábado cumplí años y los entrañables, amigas y amigos, me acompañaron a celebrarlo. Conociendo mi pasión por la poesía me han regalado tres libros: Una obra de Eduardo Longoni: "Benedetti, poemas revelados, un hombre en imágnes y palabras", con fotos de Longoni y poemas y textos de Mario Benedetti, y dos antologías de Rubén Darío presentadas por Alberto Acerada: Poemas filosóficos y Poesía erótica.

Hoy les traigo dos hermosos poemas de Benedetti.

Que tengan bonita semana.

Mario

Por qué cantamos

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

Usted preguntará, por qué cantamos?

Si nuestros bravos quedan sin abrazo
la Patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

Usted preguntará, por qué cantamos?

Si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

Usted preguntará, por qué cantamos?


Cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río /suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

Cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.



Conjugaciones

De vez en cuando es bueno
Ser consciente
De que hoy
De que ahora
Estamos fabricando las nostalgias
Que descongelarán
Algún futuro.


Mario Benedetti

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