lunes, 25 de enero de 2010

De luto por Haití




Hermanos:

El tema obligado es el terremoto que ha devastado la República de Haití destruyendo vidas y bienes del hermano pueblo haitiano.

Haití no necesitaba más desgracias pero así sucede en ocasiones, las desgracias vienen acompañadas y las muy cobardes se presentan juntas.

Lo importante ahora es la solidaridad que podamos mostrar con el hermano pueblo haitiano. Necesitan agua y comida. Luego necesitan todo lo demás.

El pueblo dominicano es un pueblo solidario y generoso. Conocemos muy bien la realidad del pueblo haitiano porque lo tenemos entre nosotros y desde el momento que ocurrió el terremoto el pueblo dominicano se volcó en ayuda al pueblo haitiano. Actualmente la sociedad dominicana en su conjunto tiene como punto de agenda principal la ayuda al pueblo haitiano.

Hacemos esta reflexión porque la prensa europea y CNN nos presentan como los desalmados enemigos de haití, a quienes hay que culpar por las desgracias del hermano pueblo haitiano. Un titular de Il Giornale decía: "Mitad de la isla muere, la otra juega golf" eso es una infamia.

No es humilde andar diciendo cuan generosos hemos sido, pero aún sin tener estadísticas se que lo que hemos dado y seguimos dando dividido entre nuestro producto interno bruto (PIB) supera con creces las migajas que aportan los países del primer mundo dividido entre sus productos internos brutos. También estoy seguro que el único pueblo sobre la tierra cuyo dolor se puede equiparar al nuestro es el pueblo haitiano. Los dominicanos estamos de luto y es un luto sentido en el alma.

Hoy les estoy anexando una carta que Bebeto me envió, indignado por el tratamiento que nos da la prensa internacional. Bebeto es medico dominicano, seguidor de poema de lunes y mi hermano patria o muerte.

Ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo a Miguel Hernández con su elegía.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com


Elegía

(En Orihuela, su pueblo y el mío,
se me ha muerto como el rayo
Ramón Sijé, con quien tanto quería.)


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

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