domingo, 10 de febrero de 2013

Lunes 11 de febrero de 2013







Hermanos:

Hoy quiero presentarles una reflexión que es más hija del corazón que del cerebro; y como tal, no goza del rigor de la academia, pero sí del calor de lo vivido.

La Patria no está siendo servida como se merece.

 

La carencia en la calidad del servicio brindado y el clientelismo, han promovido la cultura del individualismo y de buscar soluciones particulares y privadas a problemas sociales. Esa carencia es fruto de que el servicio brindado es malo. El que se sirve, no sirve. Tenemos que reconciliar la política con la ética. Con el mal no se pacta. Un líder político no debe nunca pactar con el mal. En los inicios el mal siempre se presenta inocente, débil, inofensivo; si no tenemos el carácter para decir un No, y lo dejamos pasar, cuando nos demos cuenta ya seremos sus esclavos. Porque hemos tenido políticos que han pactado con el mal, tenemos la corrupción y el pésimo servicio que tenemos. Al mal no se le hacen concesiones.

 

Lo que nos une como pueblo es un sueño.

 

Decimos que es un sueño porque sus imágenes se presentan difusas y porque no le damos carácter de realidad y las remitimos al mundo de la utopía. Y aquí hay una paradoja que es importante resaltar: Precisamente porque soñamos, tenemos derecho a la utopía; y la vida carece de sentido cuando no la vivimos persiguiendo el sueño.

 

Somos un pueblo joven, no tenemos grandes leyendas que nos unan. Ahora estamos creando las leyendas. Dentro de un tiempo se dirá que somos un pueblo de mujeres bravas. Tenemos a María Trinidad Sánchez, Juana Saltitopa, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal y ponemos ejemplos de mujeres porque aunque tenemos grandes hombres, hoy las mujeres están dando ejemplo de heroísmo por la responsabilidad con que están asumiendo su rol en la sociedad. El hombre está siendo tentado por el dinero fácil y el menor esfuerzo.

 

Democracia: Establecer un modo de vida y de organización ciudadana capaz de cimentar la vida democrática dominicana. 

 

La democracia necesita ciudadanos: Hombres y mujeres que levanten la mano cuando la vida pregunte ¿Quién asume los riesgos? Ciudadanos. Porque sin ellos la democracia es caricatura.

 

Sin educación no hay esperanzas.

 

La Coalición Educación Digna ha colocado el tema en la agenda pública y lo ha hecho ejerciendo ciudadanía, tomando los espacios públicos, las calles; exigiendo cumplimiento de la ley. Ya los políticos la colocaron en su agenda. Ahora tenemos que garantizar que esos planes se cumplan. Esa es una labor titánica, extraordinaria, que requiere que todo un pueblo se involucre. La pobreza es un lastre que no nos permite avanzar y sin educación no saldremos de la pobreza.

 

Sin justicia y equidad social no hay vida digna.

 

Todo el marco jurídico de un Estado descansa en la justicia. Si la justicia es venal, si es parcial, muy rápidamente perderá la confianza de la sociedad como instancia para resolver los desacuerdos y las violaciones a ese pacto social que sustenta al Estado; y de ahí al caos hay un paso muy corto. Por otra parte es necesario que el crecimiento económico se traduzca en mejor calidad de vida para todos los dominicanos; y esa redistribución de la riqueza debe ser hecha desde una perspectiva de derechos, no desde la perspectiva indigna de la dádiva. Con la no equidad social existente entre nosotros y con la impunidad que permite que no haya un solo político preso, el mensaje que se envía es: Lo que no se puede ser, es pobre. Ese camino nos destruye.

 

Bien, hasta aquí la reflexión. Ahora a lo nuestro.


Hoy les traigo a Juana Ibarbourou, nuestra Juana de América con un fino poema. Disfrútenlo.


Que tengan bonita semana.


Mario.

www.poemadelunes.blogspot.com

www.quijoteurbano.blogspot.com

 

 


La Higuera


Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...

Por eso,
cada verz que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
-Es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
-Hoy a mi me dijeron hermosa.

 



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"Precisamente porque soñamos, tenemos derecho a la utopía; y la vida carece de sentido cuando no la vivimos persiguiendo el sueño"

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