Los dominicanos tenemos que recuperar y sanar el tejido social.
Conozco dos iniciativas que pueden revertir ese proceso destructor. Ya he comentado en otras ocasiones una de ellas. Se trata del "Trabajo comunitario no remunerado". Para que ese trabajo tenga el efecto sanador del tejido social, debe ser realizado en un ambiente lo más alejado posible del ambiente seguro de quien ofrece su trabajo. Es decir, si mi entorno seguro es Gazcue, mis amigos, mi parroquia; debo ir a La Ciénaga, por poner un ejemplo, y hablar con una comunidad, una junta de vecinos, una parroquia y ponerme a su servicio: aquí estoy, pueden contar con 3 o 4 horas de trabajo mías a la semana, díganme que hago. Ese trabajo, en esas condiciones, repara el tejido social en el muy corto plazo.
La segunda iniciativa surgió en una reunión de un grupo de amigos, unidos todos por la participación en el movimiento social. Comentábamos que una de las mayores fortalezas y uno de los mayores valores de la Coalición Educación Digna (CED) era que había generado entre sus miembros lazos de cariño y confianza muy fuertes. Esos fuertes lazos de cariño y confianza eran el resultado del trabajo en común y de que todos en la CED nos sabíamos libres de segundas intenciones. Nadie andaba buscando un cargo público, ninguno perseguía provecho personal. La existencia de segundas intenciones, la presencia de la doble agenda, de alguna manera misteriosa es percibida por los demás e inmediatamente nace la desconfianza.
¿Cómo lograr que esos lazos de cariño y confianza se extiendan a toda la sociedad dominicana?
Estoy seguro de que la respuesta a esa pregunta es compleja y que son muchas y variadas las acciones que deberemos poner en movimiento para lograr ese objetivo; pero podemos ir avanzando en ese camino si nos libramos de las segundas intenciones y en nuestro día vamos con una actitud que diga "Dominicano (o dominicana), aquí estoy ante ti vulnerable, con mis defensas bajas, cuídame, que yo tampoco te haré daño." Además de andar nuestro día con esa actitud, debemos comunicar verbalmente ese mensaje a aquellas personas que sintamos que lo merecen. Si esa declaración de amor dominicano se socializa sería como un bálsamo sanador para una sociedad que no se da siquiera los buenos días.
Estoy seguro de que la respuesta a esa pregunta es compleja y que son muchas y variadas las acciones que deberemos poner en movimiento para lograr ese objetivo; pero podemos ir avanzando en ese camino si nos libramos de las segundas intenciones y en nuestro día vamos con una actitud que diga "Dominicano (o dominicana), aquí estoy ante ti vulnerable, con mis defensas bajas, cuídame, que yo tampoco te haré daño." Además de andar nuestro día con esa actitud, debemos comunicar verbalmente ese mensaje a aquellas personas que sintamos que lo merecen. Si esa declaración de amor dominicano se socializa sería como un bálsamo sanador para una sociedad que no se da siquiera los buenos días.
Bien, ahí les dejo el trabajo voluntario en ambiente inseguro y la declaración de amor dominicano totalmente libre de segundas intenciones, ahora a lo nuestro.
Hoy les traigo a Rosana Acquaroni, extraordinaria poeta española, autora del fragmento que da inicio a esta entrega. "La misma incertidumbre" disfrútenla.
Que tengan bonita semana.
Mario
La misma incertidumbre
La misma incertidumbre
con la que un día preciso
que ya fuiste acordando sin saberlo,
comienza a desprenderse
la leve gasa que ocultara
la trama de tu herida,
una herida reciente que late sin hablar
y está tan dentro
que tu vida depende de mantenerla viva.
Con la misma
soltura
con la que cada órgano
se acomoda para el parto
y se abre un trecho de luz
en mitad de tu
cuerpo,
una tarde
descubres
que no puedes
contar tus cicatrices
pues sus bordes
te unen a fragmentos de otros,
a vidas
paralelas,
a bálsamos de humo.
Y es
entonces que esa herida se
cumple
y es más cierta
que el mundo,
nos regresa al
origen,
sus lámparas de
arena,
la palabra en el
vientre,
cuando todos vivíamos
recíprocos y
juntos
cuidando las
heridas
"Precisamente porque soñamos, tenemos derecho a la utopía; y la vida carece de sentido cuando no la vivimos persiguiendo el sueño"
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