domingo, 29 de agosto de 2010

Lunes 30 de agosto de 2010




Hermanos:

La verdad es que ser caribeño y dominicano, es una bendición y un privilegio. En estas tierras la vida se abre paso con verdaderas ganas. Quizás porque tuteamos a la muerte y porque la tenemos siempre tan cercana, nos resulta tan fácil encontrar el rastro de la vida y perseguirla con ahínco.

Una tierra de contrastes. Noten cómo la presencia cercana de la muerte nos puede convertir en perseguidores fanáticos de la vida. En alguna ocasión leí un comentario de Gabriel García Márquez que decía que en la lucha cultural entre Estados Unidos y Latinoamérca, los latinoamericanos teníamos todas las posibilidades de ganar; que a tanto abuso y a tanto latrocinio Latinoamérica había respondido pariendo. Es lo mismo: La muerte que te ronda y respondes con vida!

Esa respuesta de vida es la que nos permite convertir en fiesta el encuentro cotidiano con el amigo, la que nos aprieta en un abrazo y nos funde en un beso. Tierra de milagros en donde lo sobrenatural, como en Macondo, es cotidiano.

Un ejemplo de esa realidad que nos desborda es la noticia de primera plana de El Nacional de hoy domingo, uno de los diarios emblemáticos de Santo Domingo. El titular decía: "Loro ayuda a investigar asesinato de señora".

El caso es muy triste y llena de indignación porque como sociedad no hemos entendido que la delincuencia parte precisamente del contraste vergonzoso entre una pobreza que duele y una riqueza que ofende. Crecemos económicamente y ese crecimiento no se traduce en calidad de vida del dominicano. Pero ahora quiero hacer el comentario no del hecho en si, que nos causa profunda tristeza e indignación, sino de la noticia.

Al leer la noticia nos enteramos que la muerte, siempre cercana, había cobrado una nueva víctima, una señora dominico-italiana de sesenta años de edad. Cuando la policía, alertada por los vecinos, entró en la residencia de la señora, la víctima yacía en el piso y el loro, encima de ella y ensangrentado, recitaba de viva voz nombres de personas. En un primer momento la prudencia aconsejó que no se le prestara mucha atención al loro, pero una vez iniciadas las pesquisas, uno de los detenidos reveló tres nombres que resultaron estar incluidos entre los denunciados por el loro. Ahora, conforme siempre a la noticia, los familiares de la víctima brindan protección al loro y la policía insiste en no admitir como válidas sus declaraciones; vano intento el de la policía, pues todos los policías son dominicanos y aquí para nadie es sorpresa que el loro sepa algo.

Bien, vamos a lo nuestro. En el 1974 hubo un evento en Santo Domingo que se llamó "Siete días con el pueblo". Era la época de la nueva canción y vinieron muchos cantores de nuestra América. En ese encuentro conocí a Silvio y a Noel Nicola.

A ese encuentro estuvo invitada  Gloria Martín, poeta venezolana. No pudo participar porque el Gobierno Dominicano consideró que era demasiado comunista y le negó la visa. Me gustaría encontrar su obra. No encuentro nada en Internet y sé que por lo menos tiene un libro que se llama "El Perfume de una època" que en Amazon aparece el título pero está agotado. De manera que ya saben, ese es uno de mis unicornios... Cien mil o un millón yo pagare...

Hoy les traigo un poema de Gloria Martín que de alguna manera ha sido himno para mí desde mis veinte años.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com



Yo tenía

Yo tenía una almohada,
una casa sencilla,
un perro, una escalera
y una estrella amarilla.

Y esperaba la vida
y eso era la vida.

Y era feliz del todo,

Pero no lo sabía,
pero no lo sabía,
pero no lo sabía...

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