domingo, 14 de noviembre de 2010

Lunes 15 de noviembre de 2010




Hermanos:

El sucedido más importante de la semana para este quijoteurbano fue el encuentro cercano que tuve el pasado viernes 12  con el salvajismo de la Policía Nacional.

Ese viernes 12 pariticipamos en una manifestación frente al Palacio Nacional, nuestra Casa de Gobierno, en la que los manifestantes portaban sombrillas amarillas con un texto en negro que decía: 4% para Educación, haciendo referencia a la asignación en el presupuesto del año 2011 de un 4 % del PIB para Educación.

La ley vigente establece ese porcentaje para Educación, pero nunca se ha cumplido. Los manifestantes, agrupados bajo el nombre de Coalición por una Educación Digna, exigían, en silencio, el cumplimiento de la ley vigente.

La policía se presentó y armó el desorden: Destrozó sombrillas, agredió a hombres y mujeres, llegando al extremo de propinar golpes que hicieron rodar por el suelo a algunos de los manifestantes. En el siguiente enlace podrán ver un vídeo del desorden y se ve claramente a un policía que le propina un puñetazo a uno de los manifestantes, mientras éste se encontraba de espaldas, y lo tumba al suelo. Además de abusador, cobarde! (poner atención desde el minuto 1:26 hasta el 1:31 del vídeo)

En lo que a mi me toca, antes de que iniciaran la andanada represiva se me acercó un policía y libreta en mano me preguntó quienes eran los cabecillas. Yo tomé la libreta y escribí: Mario Bergés, le entregué la libreta y le dije: Escriba "Cabecilla". Él escribió, al lado de mi nombre, "Cabesilla" con "S".

Inmediatamente después se acercó otro policía y me trató de quitar la sombrilla. Yo le dije que no me la iba a dejar quitar, que tendría que matarme. Al tratar de quitarme la sombrilla, en el forcejeo, se rompió la empuñadura y yo me herí la mano con el acero de la barra principal de la sombrilla rota; pero no me quitó la sombrilla. Me di vuelta y vi que los demás policías estaban agrediendo a los compañeros y destrozando las sombrillas.

En otro momento intentaron de nuevo quitarme la sombrilla y en esa oportunidad volví a decir que no me dejaría quitar la sombrilla, le dije al que parecía ser el jefe que lo hacía responsable de lo que sucediera porque yo no permitiría que me quitaran la sombrilla y que buscaran un jefe con cerebro porque allí podía ocurrir una desgracia. En esa segunda oportunidad yo estaba rodeado de compañeros que me protegían.

Para nuestra suerte apareció un jefe con cerebro y controló a los salvajes. Después se habló de malos entendidos, de que la policía está para proteger, de que debimos decir que habíamos notificado la actividad al Ministerio de Interior, en fin, que luego las relaciones eran, como se dice en Santo Domingo, de paños y manteles. Pero el daño ya estaba hecho.

El próximo viernes volvemos. Así dice la notificación que enviamos al Ministerio de Interior semanas atrás. En cada sombrilla ponemos el sueño de una República Dominicana educada, próspera, con fuertes lazos sociales, incluyente y solidaria. Ojalá esta vez la policía controle a tiempo a sus salvajes.

Bien, ahora a lo nuestro.

Nuestro pueblo ha sabido defender los derechos constitucionales. El respeto a la Constitución fue la consigna de la Guerra de Abril. La educación de calidad es un derecho constitucional que defendemos.

Hoy les traigo a nuestro poeta nacional, Don Pedro Mir, con un poema a esa Guerra Patria de Abril de 1965.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com



Ni un paso atrás

Árbol de luna que obedece al clima
en un sistema de nocturnidad,
no permitas que el muérdago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
Y en cada corazón... ni un paso atrás.

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