domingo, 18 de marzo de 2012

Lunes 19 de marzo de 2012




Hermanos:

Ya estamos a cinco semanas de las elecciones presidenciales en Dominicana. Dos partidos fuertes con candidatos en un empate técnico prácticamente. La pena es que las preferencias no se basan en planes y programas de gobierno sino en motivaciones que  algunas caen dentro del ámbito de lo emotivo: el tono de la voz, la presencia del candidato, las consignas de campaña; otras motivaciones son de carácter personal: ¿Con cuál candidato creo tener una relación personal que me permita pensar que una vez sea Presidente me resolverá el problema del bajo nivel de vida que estoy llevando?

Así las cosas, la campaña se desarrolla en un ambiente en que cada candidato busca, por una parte, atrapar emocionalmente al elector; y lo hace con caravanas festivas, con consignas que calan en la psique del dominicano, como aquella que dice: "Llegó papá".  O la consigna contraria que dice: "Hacer lo que nunca se ha hecho". Por la otra parte la campaña persigue establecer y reforzar los lazos de una relación personal Proveedor-Cliente por virtud de la cual el elector (cliente), dice y piensa: "Tengo los canales para acceder al candidato tal (proveedor), es mi amigo y él sabe que lo llevamos a la Presidencia de la República; de manera que cuando él sea Presidente me podrá resolver las penurias propias de mi bajo nivel de vida."

Como se podrán imaginar, el candidato no tiene idea de quien es ese que piensa que podrá resolver su problema económico cuando él gane las elecciones y que siente en lo más profundo de su ser que su voto fue el que le dio el triunfo. Pero eso no importa, lo que vale es que lo atrapa por un día.

La reflexión que hago de todo esta fiesta de indignidad, es que hasta prueba en contrario, afirmo que los gobiernos están dedicados de manera consciente a reproducir y perpetuar la pobreza y la ignorancia; condiciones ambas necesarias para mantener esa relación infame proveedor-cliente.

En otro orden de ideas les comento que ayer sábado fui con mi hermano patria o muerte a la parcelita que tengo en ese Cibao de mis ancestros. Por él, que se ha convertido en un experto de la jardinería y la flora dominicana, me enteré de que en uno de los árboles de limón agrio, particularmente en uno bastante seco, había una proliferación importante de una orquídea nuestra. Pequeñita y bella. Él me dijo que esa orquídea era un tesoro, que de millones de casi microscópicas semillas, la posibilidad de que encontraran un ambiente apropiado para prenderse y germinar eran extremadamente bajas. También me dijo el nombre de la orquídea, pero yo, con mis carencias de memoria y de flora silvestre, tendré de nuevo que buscar el nombre y la prosapia. Les dejo la foto.

Bien, ahora a lo nuestro.

Hace unos minutos recordé un poema de una mujer española a la que hay que seguirle la pista, porque anda revelando abismos no previstos, apegos presentidos y "lámparas de arena". Hoy le traigo a Rosana Acquaroni.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com


La misma incertidumbre

La misma incertidumbre
con la que un día preciso
que ya fuiste acordando sin saberlo,
comienza a desprenderse
la leve gasa que ocultara
la trama de tu herida,
una herida reciente que late sin hablar
y está tan dentro
que tu vida depende de mantenerla viva.

Con la misma soltura
con la que cada órgano se acomoda para el parto
y se abre un trecho de luz
en mitad de tu cuerpo,
una tarde descubres
que no puedes contar tus cicatrices
pues sus bordes te unen a fragmentos de otros,
a vidas paralelas,
a bálsamos de humo.

Y es entonces
que esa herida se cumple
y es más cierta que el mundo,
nos regresa al origen,
sus lámparas de arena,
la palabra en el vientre,
cuando todos vivíamos
recíprocos y juntos
cuidando las heridas.




No hay comentarios: