lunes, 24 de junio de 2013

Lunes 24 de junio de 2013






Hermanos:

La quiso tanto aquella vez, hace cuarenta años,
en la sierra sagrada;
que la nombró flor de su vida eternamente.
Hoy, cuarenta años después,
él la sigue queriendo.

Los domingos en la mañana le llevo el pan a las familias de dos sobrinas y una prima entrañables y al final del recorrido le llevo el pan a mamá, que a sus noventa años vive acompañada por las visitas diarias de mis dos hermanas y por mis desayunos con ella los domingos. También almuerza los viernes en nuestra casa.

Mamá me recibió con café con leche, jamón, lonjas de queso y jugo de lechoza (papaya). Yo puse el pan: Cruasán, Baguette y nuestro Pan de Agua. Al final un café selló el encuentro.

Mamá me habló de Mario, de Alberto, de Marcos; mis hijos; de Patricia mi compañera y de Mónica Patricia, mi nieta por nacer, y en un momento le dije: Mamá, tengo cincuenta y siete años, una esposa a quien adoro, con treinta y dos años de casados y mañana 24 de junio cuarenta años de amores, tengo tres hijos intachables y viene Mónica Patricia, mi nieta. En el mundo en que me muevo nos esforzamos por levantar, apoyar y darle voz a las minorías, a los excluidos; queremos ser la voz de aquellos que no son escuchados. Siento que las parejas que tenemos 40 años de vida común, amándonos, a pesar de los embates de la vida, somos minoría muy menor y en alguna medida somos excluidos.

Mamá, con noventa años y el cerebro intacto, me recitó dos poemas de Amado Nervo como respuesta a mi queja. No mas empezó, recitamos a dúo.

Los que sabemos como querer eternamente somos muy minoría, y a muy pocos les importa.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com




 


Señor, Señor, Tú antes, Tú después, Tú en la inmensa
hondura del vacío y en la hondura interior.

Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.


Tú en el cénit a un tiempo y en el nadir;
Tú en todas las transfiguraciones y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre, Tú en la noche de bodas;
¡Tú en el beso primero, Tú en el beso postrero!

Tú en los ojos azules y en los ojos oscuros;
Tú en la frivolidad quinceañera y también
en las grandes ternezas de los años maduros;
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.


Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.

Por cada hombre que duda, mi alma grita: "Yo creo"
¡y con cada fe muerta, se agiganta mi fe!



En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno.
¡Mas tu no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin dudas largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan solo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el Sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes¡ ¡Vida. estamos en paz


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"Precisamente porque soñamos, tenemos derecho a la utopía; y la vida carece de sentido cuando no la vivimos persiguiendo el sueño"

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