lunes, 4 de febrero de 2008

Lunes 4 de Febrero de 2008

Hermanos:

Iniciamos febrero, este año va "como caña pa`l ingenio".

En casa, el arbolito y otros adornos navideños permanecieron, a solicitud mía, más allá de lo que la prudencia y el sentido común recomendaban.

Yo tenía la secreta esperanza de no quitarlos nunca, y pasar un año verde y rojo, felicitando y abrazando a todo el que encontrara en mi camino.

No se pudo este año, Patricia me llamó a la realidad recogiendo los verdes y los rojos; pero está cerca el año en que no los quitaremos porque cada vez es más breve el tiempo transcurrido entre enero y diciembre.

Bueno, febrero es, en nuestra tierra, el mes de la patria. El 27 de Febrero celebramos nuestra independencia.

También es de alguna manera un mes patrio para los mexicanos, pues el día 5 de Febrero de 1917 fue la Proclamación de la Constitución Política de México.

Les comento que junto a Angel Canó hemos iniciado un programa radial semanal, "Dos Caras", en Vida FM, en los 105.3.

Es un programa de difusión de las ideas del Centro Juan XXIII, una iniciativa que busca formar ciudadanos para participar activamente en esta democracia. Si dejamos a los políticos solos, no hay salida. Tenemos que lograr que los que nos gobiernan nos gobiernen bien. Pueden ver el texto del primer programa en el siguiente enlace: Dos Caras

También febrero es el mes del amor, y hoy les traigo tres sonetos de Carilda Oliver Labra.

Ya en algún momento comenté de Carilda, su amor joven y sus gatos. También hable de mi encuentro con su poesía, en un viaje a La Habana, y de la botella al mar que lancé a sus orillas.

"Tres sonetos para una despedida" es el nombre de este poema vital.

Que tengan bonita semana.

Mario



Tres sonetos por una despedida

I

Para saberme una muchacha buena
te regalé el cuadrado de fragancia
que te cuida este sueño: consonancia
de una estrella fantástica y ajena.

Quise portarme así, como de arena,
y un jazmín colegial, casi en la infancia,
publicando su faz por la distancia
fue a visitarte la mirada plena.

Después la noche y su silencio parco.
A solas con mi frente y bajo el arco
de crepúsculos dóciles que habito,

se lo digo yo a Dios: aunque me alejo,
en el jazmín arrodillé un reflejo
y en el pañuelo obedecí mi grito...


II

Yo soy lo mismo que el dolor: me tocas
con el índice cósmico del canto
y se me asoma un vértigo de llanto
que desordena espumas en las rocas.

Yo soy lo mismo que el dolor: me evocas
la tristeza rural de viernes santo;
y en la estatura agreste que levanto
te sorprende un fulgor de muertes locas.

Estoy sobre un Zodíaco suicida
con mi espalda de alondra despedida
preparando las alas para el viaje.

¡Perdóname el color de aurora triste,
el retazo de mar que no tuviste
y el ancla peregrina que te traje!

III

Y me llegó tu voz de alto verano:
"Mujer, tu piel de sábado bautiza
con júbilos astrales la ceniza.
En tus ojos se acuesta el sol temprano.

Rompería mi nombre cotidiano,
aquí, junto a la sombra en que se irisa
la claridad silvestre de tu risa
por saberme vecino de tu mano."

Mas yo, frente a la voz que ya se pierde,
- quizás por ser más tonta o ser más verde -
desabroché llorando lo violines

y me detuve el corazón mendigo:
¡Estás sin tarde para oír el trigo!
¡Estoy sin cielo para ver jardines!


Carilda Oliver Labra

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