Hermanos:
Durante la semana se ha destapado otro escándalo del narcotráfico. Esta vez se trata de una torre de apartamentos en construcción cuyo promotor fue encarcelado en Barcelona por introducir mil doscientos kilos de coca en España. Aquí, el edificio ha caído dentro de la ley de drogas y se investiga a los que han comprado apartamentos para determinar si procede someterlos por lavado de activos.
La verdad es que nuestra sociedad está permeada por el narcotráfico y el Estado parece estar de rodillas ante esa realidad.
A mi me surgen algunos comentarios al respecto, el primero de los cuales es que la guerra contra el tráfico de drogas es una guerra que se libra fuera de la frontera de Estados Unidos, que es el centro de la demanda del producto. Dentro de Estados Unidos luce que no hay narcotraficantes, por lo menos no de la categoría de un Pablo Escobar; y la verdad es que tiene que haberlos porque esa droga que ingresa en suelo norteamericano recorre toda su geografía en furgones. Si la droga que ingresa a Estados Unidos llegara al consumidor final pasando de mano en mano, y no en una operación con planificación, organización y una logística que incluyera furgones y almacenes de acopio, sería la más democrática de las sustancias y tendría que ser despenalizada por democrática y representativa. De manera que tiene que haber sus grandes capos que organizan y controlan la distribución, pero de eso no se habla. Caen los "capitos", siempre latinos, que manejan el tráfico en los barrios.
El segundo comentario es que el daño mayor de la droga es la violencia que genera su tráfico, y es así porque la droga llega a su consumidor de todos modos. El problema se presenta porque al ser una sustancia prohibida, ese camino recorrido desde su producción hasta el consumidor está lleno de sangre. La prohibición del consumo de drogas solamente logra, en términos prácticos, aumentar el precio en el mercado de ese producto, siempre para beneficio de alguno de los eslabones de esa cadena que va desde la producción hasta el suplidor final. Si mañana amanecemos con la noticia de que el agua es sustancia prohibida, veremos a empresarios sin escrúpulos dirigiendo empresas que suministrarán a la población el preciado líquido (en lugar de luchar por despenalizar del agua) y que se lucrarán de los precios que alcance el agua en el mercado. Como es de esperarse, esa operación requerirá de la participación de antisociales, de gente que mate por el placer de ver caer y que sea capaz de ponerle precio al ser humano.
En resumidas cuentas, creo que debemos despenalizar la droga sin despenalizar a los que están tintos en sangre. El whisky despenalizado en 1933 luego de la "Ley seca" en Estados Unidos, no lavó la sangre en las manos de Al Capone. El drogadicto necesita la droga con la misma intensidad que necesita el agua. El recorrido de la droga está tinto en sangre, el del agua, digamos que todavía no.
Una aclaración final: Los tintos en sangre no son solamente los antisociales de armas tomar, que no reparan ni tienen límites en sus ejecuciones. Los que se involucran en esa red de muerte y dan un sí, consciente, son tan asesinos como los ejecutores físicos, aunque no tiren del gatillo. También los que se lucran de los altos precios de una sustancia tan necesaria como el agua no deben quedar impunes ni los que a sabiendas promueven la prohibición que eleva los precios. De manera que en ese recorrido de la droga solamente está limpio de sangre el consumidor final, que es un enfermo, y aquel que de manera consciente nunca ha dicho un sí a tanta muerte.
Bien, perdónenme por tratar un tema tan duro en un lunes que ya, por ser lunes, tiene grandes afanes.
Ahora a lo nuestro.
Hoy les traigo a Pedro Lezcano, poeta canario con una "Oda a la muchacha de la paz". Es una repetición porque en algún momento la publiqué pero creo que ante tanta guerra nunca sobra.
Que tengan bonita semana.
Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com
Oda a la muchacha de la paz
Yo vi mi luz primera en unos ojos
Serenos de muchacha.
Y si nacer es ver la luz primera,
Mujer, tú eres mi patria.
Aprendí desde entoncesque mi patria
era hembra y era anchay que en su vientre, henchido de futuro,
Estaba la esperanza.
Cuando digo mujer digo sus hijos
Y digo el agua clara que los baña
Y digo el horizonte al que se asoma
Cuando espera mi vuelta en la ventana.
Cuando digo mujer digo mujeres
En todas las ventanas asomadas
Sobre las anchas tierras
Que junto al hombre labran…
Dulce muchacha América,
Dulce señora África,
Dulce mujer Europa,
Dulce novia Canarias.
Mi patria es cualquier sitio
Donde la paz se asoma a la ventana.
Y no donde los hombres y los buitres
Viven de la carroña y la guadaña,
Donde los carniceros de la guerra
Venden a bajo precio las entrañas.
¡Hay que matar la muerte,
Ganar a la violencia la batalla!
Por la muchacha universal que espera:
Su corazón es un tambor que llama.
Compatriotas del amor, unámonos
En el himno de amor de su palabra,
Bajo el mando estrellado de sus ojos,
Tras la bandera limpia de su falda.
Pedro Lezcano, poeta canario.
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