domingo, 6 de marzo de 2011

Lunes 7 de marzo de 2011



Hermanos:

Estamos trabajando en una iniciativa que busca movilizar la sociedad dominicana a favor del cumplimiento de la ley.

Resulta que los dominicanos cada vez más nos estamos alejando del respeto a las leyes y ese camino nos lleva a la disolución como sociedad. Siento que en una caricatura nuestra, veríamos un gran poder exigiendo eficientemente el pago de los impuestos, mientras a su alrededor ocurren y se comenten, impunemente, toda clase de violaciones a la ley vigente.
Así no puede ser. El contrato social mediante el cual los gobernados estamos obligados a pagar impuestos, obliga al mismo tiempo a los gobernantes a ceñirse al imperio de la ley.

Si los gobernantes incumplen la ley, la calidad del servicio que están obligados a brindar se deteriora o en muchos casos el servicio mismo es inexistente. Detrás de temas vitales como salud, educación, medio ambiente, energía, vivienda, trabajo y otros; existen leyes que no se cumplen.

Un tema transversal a todo este mundo nuestro de ilegalidad es la corrupción. En ese mundo impune, nuestros políticos, salvando honrosas excepciones, se mueven a sus anchas, haciendo y deshaciendo. Donde usted hurgue, encontrará el hedor inconfundible de la putrefacción. Leonel Fernández, nuestro Presidente, en el discurso de rendición de cuentas ante el Congreso de la República, el pasado 27 de febrero, dijo: "Mi respuesta sobre ese particular (la corrupción) es muy sencilla: Que actúe el Ministerio Público. Que lo haga con plena independencia y libertad. Que cada quien sea responsable de sus propios actos."

Habló como si él no fuera el jefe del Ministerio Público y de todas las instancias obligadas por ley a perseguir la corrupción. Una parte importante de las responsabilidades de sus propios actos es la de perseguir la corrupción. Se delega la acción, no la responsabilidad.

Por su parte, el ciudadano también se excede e irrespeta la ley: Falta de transparencia en el ámbito fiscal, conexiones ilegales y trucos de toda índole para reducir la factura energética, exportaciones de metales sin existir minas que le den soporte y un tránsito caótico fruto del irrespeto total a la legislación.  Para que tengan una idea de los niveles del desorden, en Dominicana no hay cobre; el vientre de nuestra tierra no tiene cobre, sin embargo, exportamos cobre, furgones llenos de cobre. Hay quienes se roban los cables eléctricos, los empacan en furgones y lo venden en el mercado internacional. Todo eso ocurre impunemente, ante la mirada de toda autoridad.

La propuesta es formar un frente de organizaciones que respalden la iniciativa de "Cumplamos la Ley". Nuestro símbolo será un pito, porque pitaremos por el respeto a la ley. Tenemos la página web www.cumplamoslaley.org y podemos adherir las organizaciones a las cuales pertenecemos enviando un correo electrónico a yoreclamo@cumplamoslaley.org. También en esa página podemos descargar el documento que solicitamos que apoyen  las organizaciones. Del mismo modo, también pueden encontrar una lista de las organizaciones que ya han expresado su apoyo al documento.

Los dominicanos que formen parte de organizaciones, juntas de vecinos, grupos de oración, clubes culturales, y que se sientan motivados a apoyar esta iniciativa, no vacilen en hacerlo!!!

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo la "Oda a la muchacha de la paz" de Pedro Lezcano, extraordinario poeta canario. Disfrútenlo.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com
Oda  a la muchacha de la paz
Yo vi mi luz primera en unos ojos
serenos de muchacha.
Y si nacer es ver la luz primera,
mujer, tú eres mi patria.

Aprendí desde entonces
que mi patria era hembra y era ancha
y que en su vientre, henchido de futuro,
estaba la esperanza.

Cuando digo mujer digo sus hijos
y digo el agua clara que los baña
y digo el horizonte al que se asoma
cuando espera mi vuelta en la ventana.

Cuando digo mujer digo mujeres
en todas las ventanas asomadas
sobre las anchas tierras
que junto al hombre labran.

Dulce muchacha América,
dulce señora África,
dulce mujer Europa,
dulce novia Canarias.

Mi patria es cualquier sitio
donde la paz se asoma a la ventana. 

Y no donde los hombres y los buitres
viven de la carroña y la guadaña,
donde los carniceros de la guerra
venden a bajo precio las entrañas.

¡Hay que matar la muerte,
ganar a la violencia la batalla!
Por la muchacha universal que espera:
su corazón es un tambor que llama.

Compatriotas del amor, unámonos
en el himno de amor de su palabra,
bajo el mando estrellado de sus ojos,
tras la bandera limpia de su falda.

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