domingo, 16 de diciembre de 2007

Lunes 17 de Diciembre de 2007



Hermanos:

Esta semana les traigo tres poemas de Mario Benedetti.

En los años setenta (ya lo he comentado en más de una ocasión) el programa radial "El Gran Musical", de José Enrique Trinidad, me presentó a Mario Benedetti.

El primer poema que escuché de ese uruguayo extraordinario fue "A la izquiera del roble" y luego de escucharlo me entregué a su merced.

Esta es una muestra de tres poemas si se quiere humildes, poco celebrados, de ese uruguayo gigante.

Sigue en pie el 27.

Que tengan bonita semana,

quijoteurbano.





Historia de vampiros

Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.

Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.

Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.

Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.

De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes,

plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado,

al insurrecto,
y acabaron con él

y su imprudencia.

Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.

Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.

Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.




Memorandum

Uno: llegar e incorporarse al día
dos: respirar para subir la cuesta
tres: no jugarse en una sola apuesta
cuatro: escapar de la melancolía

cinco: aprender la nueva geografía
seis: no quedarse nunca sin la siesta
siete: el futuro no sera una fiesta
y ocho: no amilanarse todavía

nueve: vaya a saber quién es el fuerte
diez: no dejar que la paciencia ceda
once: cuidarse de la buena suerte

doce: guardar la última moneda
trece: no tutearse con la muerte
catorce: disfrutar mientras se pueda





Viento y mar

El viento arrima propuestas
mejores que las de antes
ya no son interrogantes
triviales o deshonestas;
pero el mar tiene propuestas
que improvisa en el momento
y el diálogo es tan violento
que no podré descansar
mientras no se calme el mar
y no se interrumpa el viento

Mario Benedetti

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