Les comento que el jueves pasado, que estábamos a 12 de Junio, la agrupación mexicana Maná presentaba el final de su gira "Amar es combatir" en Santo Domingo.
Asistimos al concierto con la familia, solamente faltaron Mario y Laura que están viviendo en Pittsburgh, USA.
Gran concierto. Hubiese preferido más canciones de las viejas, digamos, más de las canciones que se encuentran en el album Maná umplugged; pero eso es un asunto de preferencias particulares. ¡Fue un gran concierto!
En esa misma línea de pensamiento les comento que el próximo martes primero de Julio, en el Salón La Fiesta del Hotel Jaragua y luego de seis años de ausencia, estará Fito Páez presentando su último álbum llamado "Rodolfo".
Como pueden ver, el verano en Santo Domingo se perfila musical y poético.
Ahora a los nuestro.
Hoy les traigo a un poeta joven, apenas 39 años, Toni García Arias, nacido en Laraxe, La Coruña, España, en Julio de 1969.
Hace apenas unas semanas conocí su poesía en este mar sin calma de Internet y ya me acomoda.
Espero que les guste.
Que tengan bonita semana.
Mario
MATRIZ DE LAS OLAS
Esas marcas de salitre que dejan las olas
sobre la arena
son como nosotros;
restos de espuma que el mar,
impreciso,
no supo pronunciar en futuro.
Y el sol las desvanece.
TODOS LOS PUERTOS I
Cada uno de nosotros encierra un barco
que sueña travesías y playas y un puerto cercano
donde pasar la noche.
Hay latitudes que recogen nuestra infancia
y curan nuestra piel de salitre
con devoción de madre,
hay otras latitudes que aguardan nuestra visita
con piel desconocida.
Hay travesías que nos conducen al horizonte
que se extiende infinito ante nuestros ojos
y hay otras que, sin solicitar permiso, nos regresan.
Hay puertos que nos muestran la ciudad que fuimos
y nos reciben con verbos que dimos por perdidos
y una sonrisa,
y hay puertos que nos aguardan llenos de futuro,
con calles viejas y ruido de burdeles
y una habitación fría y oscura
que acogerá sin preguntas
nuestro cansancio.
LA CASA DE MI INFANCIA
Los recuerdos de mi infancia
caminan sobre las baldosas frías de esta casa
que parece enferma,
arrugada como un anciano invadido de invierno
que aguarda con último quejido
la cálida luz de los veranos.
El abandono ha invadido las paredes
con alma de asesino y dibuja sobre las habitaciones
una cartografía gris, húmeda
que oscurece los recuerdos que apenas permanecen.
Por algún vidrio roto
se cuela furtivo el viento y revuelve la memoria
con voz desconocida.
Duele mirar esta casa,
su imagen aturdida, desangrada,
como nos duelen los años
en los cuerpos de aquellos
que nos son queridos.
FANTASMAS
Hoy he dejado abierta la nostalgia
a los fantasmas,
mis seres más queridos,
por si en mitad de la noche
deciden regresar
a enturbiar mis recuerdos,
o a desvelarme el sueño
con preguntas que ya no sé responder,
que ya no importan.
Han entrado con sigilo
y han desempolvado
el rostro de mi infancia,
el camino aquel
que nunca recorrimos juntos,
una noche de agosto
en que no te besé
y agosto se perdió por siempre.
Mis fantasmas ,en fin,
han ordenado mis errores
según las fechas,
porque a ellos les gusta
remover los recuerdos,
hurgar en las derrotas,
agitar mi mundo.
A mí, de algún modo,
también me tranquiliza su presencia,
observar como recogen mi ceniza
con fervor de centinela,
esparciéndola aquí o allá,
haciéndola, de nuevo, sensible.
Agradezco que durante tanta eternidad
hayan convertido en novedad
lo resignado.
Esas marcas de salitre que dejan las olas
sobre la arena
son como nosotros;
restos de espuma que el mar,
impreciso,
no supo pronunciar en futuro.
Y el sol las desvanece.
TODOS LOS PUERTOS I
Cada uno de nosotros encierra un barco
que sueña travesías y playas y un puerto cercano
donde pasar la noche.
Hay latitudes que recogen nuestra infancia
y curan nuestra piel de salitre
con devoción de madre,
hay otras latitudes que aguardan nuestra visita
con piel desconocida.
Hay travesías que nos conducen al horizonte
que se extiende infinito ante nuestros ojos
y hay otras que, sin solicitar permiso, nos regresan.
Hay puertos que nos muestran la ciudad que fuimos
y nos reciben con verbos que dimos por perdidos
y una sonrisa,
y hay puertos que nos aguardan llenos de futuro,
con calles viejas y ruido de burdeles
y una habitación fría y oscura
que acogerá sin preguntas
nuestro cansancio.
LA CASA DE MI INFANCIA
Los recuerdos de mi infancia
caminan sobre las baldosas frías de esta casa
que parece enferma,
arrugada como un anciano invadido de invierno
que aguarda con último quejido
la cálida luz de los veranos.
El abandono ha invadido las paredes
con alma de asesino y dibuja sobre las habitaciones
una cartografía gris, húmeda
que oscurece los recuerdos que apenas permanecen.
Por algún vidrio roto
se cuela furtivo el viento y revuelve la memoria
con voz desconocida.
Duele mirar esta casa,
su imagen aturdida, desangrada,
como nos duelen los años
en los cuerpos de aquellos
que nos son queridos.
FANTASMAS
Hoy he dejado abierta la nostalgia
a los fantasmas,
mis seres más queridos,
por si en mitad de la noche
deciden regresar
a enturbiar mis recuerdos,
o a desvelarme el sueño
con preguntas que ya no sé responder,
que ya no importan.
Han entrado con sigilo
y han desempolvado
el rostro de mi infancia,
el camino aquel
que nunca recorrimos juntos,
una noche de agosto
en que no te besé
y agosto se perdió por siempre.
Mis fantasmas ,en fin,
han ordenado mis errores
según las fechas,
porque a ellos les gusta
remover los recuerdos,
hurgar en las derrotas,
agitar mi mundo.
A mí, de algún modo,
también me tranquiliza su presencia,
observar como recogen mi ceniza
con fervor de centinela,
esparciéndola aquí o allá,
haciéndola, de nuevo, sensible.
Agradezco que durante tanta eternidad
hayan convertido en novedad
lo resignado.
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