sábado, 28 de marzo de 2009

Lunes 23 de marzo de 2009





Hermanos:

Durante la semana fui invitado a un panel que tenía por tema: "Derecho a la Información versus Políticas de Privacidad". Tema de palpitante actualidad que presenta la tensión existente entre el cada vez más exigido derecho a la información veraz y la necesidad del alma humana de tener un espacio íntimo, no expuesto al escrutinio del público. Lo que quiero resaltar del evento es que las panelistas que trataron el tema eran todas mujeres. Cuatro dominicanas; tres de ellas abogadas y una periodista, se encargaron de guiarnos por el dificil territorio fronterizo que separa ambas posiciones. No se si será un fenómeno global, pero aquí en dominicana la mujer está cumpliendo responsablemente con su rol social y familiar, el que está en el camino del dinero facil y la irresponsabilidad es el hombre. No tengo estadísticas, pero por lo que veo nuestras universidades están llenas de mujeres formándose para ser útiles a la sociedad, parece que la matricula de los hombres es siempre menor. Al paso que vamos falta poco para que todas las posiciones de poder y de toma de decisiones estén ocupadas mayoritariamente por mujeres. A mí, particularmente, me agrada la idea.

En otro orden les comento que la familia ha tendio en esta semana una muy buena noticia porque Laura, la esposa de Mario y quienes están viviendo en Pittsburgh, fue aceptada en un Hospital de Pittsburgh para hacer su residencia en Medicina Interna. De todas las alternativas posibles esa era la que ellos estaban deseosos de que se hiciera realidad. Felicidades a Laura y a Mario. Cuando me enteré, los llamé y les dije: "Celebren, que hay que crear momentos memorables".

Ahora a lo nuestro.

Hoy, siguiendo a Espronceda, les traigo a otro poeta español clásico y eterno. Un refugio obligado para aquellos heridos por el desamor: ¡Gustavo Adolfo o que entre el mar!

Que tengan bonita semana.

Mario



RIMA LII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!


RIMA XXII


¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemple en la tierra
sobre el volcán la flor.



RIMA XLI


Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No pudo ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme! ...
¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque ...
¡No pudo ser!


RIMA LXV

Llegó la noche y no encontré un asilo,
¡y tuve sed...!, mis lágrimas bebí;
¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
cerré para morir!

¡Estaba en un desierto! Aunque a mi oído
de las turbas llegaba el ronco hervir,
yo era huérfano y pobre... ¡El mundo estaba
desierto... para mí!


RIMA XI

- Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿a mí me buscas? -No es a ti; no

- Mi frente es pálida; mis trenzas de oro
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro;
¿a mí me llamas? -No; no es a ti.

- Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú!


RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por que callé aquél día?"
y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"

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