lunes, 8 de junio de 2009

Lunes 8 de junio de 2009






Hermanos:

Durante la semana estuvo con nosotros celebrando el día de las madres, Mario, nuestro hijo mayor, que actualmente está haciendo un doctorado en Carnegie Mellon, Pittsburgh, USA.

Entre las muchas conversaciones que tuvimos hubo una que me gustaría compartirla con ustedes.

El tema es el siguiente:

Para un observador acostumbrado a la seguridad propia de la sociedad norteamericana, nuestra sociedad convive con la presencia cercana de la muerte. La tratamos de tu y la irrespetamos. Nos la jugamos en cada esquina de la ciudad. Un viaje desde Santo Domingo a Puerto Plata, Barahona, Higüey o Samaná, no debería realizarse sin haber dispuesto el testamento. Así de exagerado.

Esa muerte íntima y cercana me recuerda los diálogos de Oliverio y La Muerte en "El lado oscuro del corazón", la película de Eliseo Subiela.

En un momento de la película Oliverio del dice a La Muerte.

"Por que no te comprás un lindo vestidito
y nos vamos a emborrachar por ahí...,
y te digo esas cosas que no te dijeron nunca...

Te vas a olvidar de todo.

Si dios existe te lo va a perdonar
y si no, vivís un poco.

Y yo quedaría como el hombre
que venció a la muerte enamorándola.

Cambiaría el planeta.

Y se demostraría que un bolero
es mucho más importante
para la historia de la humanidad
que La Marsellesa, La Internacional
y todos esos himnos
con los que bailaste hasta ahora."

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo, de Oliverio Girondo, el poeta a quien encarna el protagonista de la película de Subiela, el poema "Llorar a lágrima viva" y también les dejo un enlace para que lo vean en youtube.

Que tengan bonita semana.

Mario



Llorar a lágrima viva


Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Oliverio Girondo

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