Hermanos:
Hoy domingo 16 de agosto celebramos en dominicana la gesta de La Restauración. Asi se llamó al movimiento armado que enfrentó con éxito al ejército español que entre 1861 y 1865 estuvo ocupando nuestro territorio que ya había declarado su independencia en 1844. Esa Guerra Restauradora se inició con el Grito de Capotillo, el 16 de agosto de 1863 y por eso la efeméride.
En esta ocasión la celebración ha tenido un motivo adicional de regocijo porque el Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, ha dispuesto cambios en el gabinete. Esas cancelaciones, indudablemente que han sido inducidas por los reclamos recientes de las organizaciones de la sociedad civil que han denunciado actos de corrupción que hacían blanco en las instituciones de las cuales fueron removidos los funcionarios.
Así las cosas, ha sido un triunfo de las organizaciones de la sociedad civil y tenemos la esperanza de que el Presidente mantenga la actitud de escucha que ha exhibido en esta ocasión.
Hemos subido a la página de poema de lunes una canción de Rosanna que está sonando últimamente en la radio y que es preciosa. Se trata de "Llégaremos a tiempo"
En otro orden de ideas, le comentaba hace unos días a un amigo que la poesía es la más democrática de las manifestaciones del arte. Luego de salir de la pluma del poeta, la poesía es de quien la necesite. Para decir al oído "Tengo miedo a perder la maravilla de esos ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento...", no hay que pagar derecho de autor.
Bien, ahora a lo nuestro.
Hoy les traigo de nuevo a Oliverio Girondo, definitivamente un preferido, poeta entero.
Que tengan bonita semana.
Mario
La noche, navegando
La noche, navegando
como ayer,
como siempre,
por aguas de silencio,
de calma,
de misterio,
Y el campo, las ciudades,
los árboles,
lo inmóvil,
rodando por el aire,
como ayer,
como siempre,
a miles de kilómetros,
hacia el sol,
hacia el día,
para seguir de nuevo,
sin descanso,
sin tregua,
el mismo derrotero
de oscuridad,
de estrellas.
¡Qué motivo de asombro!
¡Cuánta monotonía!
APARICIÓN URBANA
¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.
Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.
HAZAÑA
Todo,
todo,
en el aire,
en el agua,
en la tierra
desarraigado y ácido,
descompuesto,
perdido.
El agua hecha caballo antes que nube y lluvia.
Los toros transformados en sumisas poleas.
El engaño sin malla,
sin "tutu",
sin pezones.
La impúdica mentira exhibiendo el trasero
en todas las posturas,
en todas las esquinas.
Las polillas voraces de expediente cocido,
disfrazadas de hiena,
de tapir con mochila.
Las techumbres que emigran en oscuras bandadas.
Las ventanas que escupen dentaduras de piano,
cacerolas,
espejos,
piernas carbonizadas.
Porque mirad
sin musgo,
mi corazón de yesca,
qué hicimos,
qué hemos hecho
con nuestras pobres manos,
con nuestros esqueletos de invierno y de verano.
Desatar el incendio.
Aplaudir el desastre.
Trasladar,
sobre caucho,
apetitos de pústula.
Prostituir los crepúsculos.
Adorar los bulones
y los secos cerebros de nuez reblandecida...
Como si no existiera más que el sudor y el asco;
como si sólo ansiáramos nutrir con nuestra sangre
las raíces del odio;
como si ya no fuese bastante deprimente
saber que sólo somos un pálido excremento
del amor,
de la muerte.
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