lunes, 24 de agosto de 2009

Amor de huracanes





Hermanos:

Entre junio y diciembre de cada año los caribeños tenemos la temporada ciclónica. Tiempo de huracán, como se conocía en lengua Taína a ese fenómeno devastador.

La semana pasada presenciamos un amor de huracanes con un final feliz para esta isla. Ana, una joven tormenta tropical, adolescente aún y con más inocencia que juicio, se acercaba alegremente a nuestras costas cuando sus lluvias y sus movimientos atrajeron la atención de Bill, un apuesto huracán recien salido de la adolescencia, quien la persiguó certero como flecha, aumentando a cada paso la furia de sus vientos.

Cuentan los que saben de amores de huracanes que Ana, al verse acosada por Bill y temerosa de perder por la fuerza su inocencia, se entregó resuleta en lluvia a nuestra tierra y ya nunca fue más. Bill, sin una joven delante que excitara sus pasiones, torció rumbo al norte, a desatar su furia en otras costas.

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo un clásico. Antonio Machado, poeta sevillano de la Generación del 98. Este poema, a mí particularmente me dice mucho.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com



ANOCHE CUANDO DORMÍA

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un sol ardiente lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

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