domingo, 9 de agosto de 2009

Lunes 27 de julio de 2009







Hermanos:

Hoy es día de los padres en dominicana, de manera que vaya nuestra felicitación a cuanto padre comprometido y responsable alcance este poema de lunes.

En la semana estuve con un amigo que me refirió una anécdota que a su vez le había llegado de una parejita de cubanos de Consolación del Sur. La encuentro muy graciosa y quiero compartirla con ustedes.

El asunto es como sigue:

Consolación del Sur es una pequeña ciudad, municipio de la provincia de Pinar del Río en Cuba. En los años sesenta, cuando ocurrió la historia, su población no llegaba a diez mil habitantes.

En ese pequeño municipio llegó a los tribunales un caso de pleito entre mujeres. Al iniciarse el juicio, el secretario dió lectura al acta y entre otras cosas terminó diciendo: "...llegando el pleito a tal extremo que la imputada propinó una mordida a la querellante en la reyerta."

Airada, la mordedora interrumpió: - ¡No fue así, Señor Juez, que ocurrieron los hechos!

Y aclaró:

"Yo la mordí entre el ombligo y la reyerta"

Tendamos un púdico velo y retiremos a los niños ante la evidencia de una escena de tan rara violencia. Tengo una semana que lo evoco y me río!!!.

Bueno, luego de este entremés de lunes, vamos a lo nuestro.

Hoy, para dar continuidad a este espíritu alegre con trazas de erotismo, les traigo a Angel González, enorme poeta de lo cotidiano.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com

www.quijoteurbano.blogspot.com




ARTRITIS METAFÍSICA

Siempre alguna mujer me llevó de la nariz
(para no hacer mención de otros apéndices)

Anillado
como un mono doméstico
salté de cama en cama
¡Cuánta zalema alegre,
qué equilibrios tan altos y difíciles,
qué acrobacias tan ágiles,
qué risa!

Aunque era un espectáculo hilarante,
hubo quién se dolió de mis piruetas,
lo cual no es nada extraño:
en semejante trance,
yo mismo me rompí el alma
en más de una ocasión

Es una pena que esos golpes
que, entregados al júbilo del vuelo,
entonces casi no sentimos,
algunas tardes ahora,
en el otoño,
cuando amenaza lluvia
y viene el frío,
nos vuelvan a doler tanto en el alma;
renovado dolor que no permite
reconciliar el sueño interrumpido.

En esas condiciones no hay alivio posible:
ni el bálsamo falaz de la nostalgia,
ni el más firme consuelo del olvido

Angel González

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