domingo, 30 de octubre de 2011

Lunes 31 de octubre de 2011



"Alburquerque, crepúsculo, invierno.
No fue un sueño, lo vi:
La nieve ardía."

Es un privilegio vivir en las zonas templadas del planeta, allí donde La Tierra en su periplo alrededor del Sol nos muestra en todo su esplendor cada una de las cuatro estaciones del año. El ser humano responde a esos cambios en el ambiente y sus relaciones están marcadas por esa realidad que le toca vivir cada año.

La psicología, la sociología, la ingeniería, la medicina..., en fin, todas las ramas de la ciencia tienen observaciones muy válidas acerca de la relación íntima del ser humano con los cambios propios de las estaciones del año. Así, para un ingeniero de transporte el invierno es un flujo de viajeros desde las zonas frías hasta las cálidas y el verano es un flujo de viajeros desde sus casas a las playas y montañas. Y hablo de ingeniería porque eso es lo que conozco, pero lo mismo ocurre con otras áreas del conocimiento. Ahora bien, esas disciplinas de la ciencia encuentran relaciones de causa-efecto entre el ser humano y el medio ambiente. Hay otra aproximación, que nos muestra una relación no causal,  desde la poesía y desde la mística.

Los poetas han dicho:

"Te recuerdo como eras en el último otoño: eras la boina gris, el corazón en calma...",
"Ayer llegó el otoño, el Sol de otoño y me sentí feliz como hace mucho, que linda estás, te quiero, menos mal que te quiero",
"...No me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de este otoño enajenado."
"Doña primavera, de manos gloriosas. Haz que por la vida derramemos rosas"
"De qué callada manera se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera, yo muriendo."
"La primavera besaba suavemente la arboleda y el verde nuevo brotaba como una verde humareda."

Los orientales, contrario a los occidentales, se preocupan menos por las relaciones de causa-efecto. Ellos tienen una visión holística, no causal, y así podrían decir: "Ayer murió el emperador y las águilas no levantaron el vuelo". Esto es sólo un ejemplo, no es que lo dijeran, pero lo que quiero resaltar es que esas dos realidades, la muerte del emperador y el vuelo de las águilas, no tienen relación de causa-efecto, sin embargo, conforme al ejemplo, ocurren simultaneas en el tiempo.

El I-Ching es un libro de la cultura china que presenta 64 situaciones humanas y que se originó hace cuatro mil años, a partir de un calendario agrícola que dividía el año en seis tiempos. Los chinos, observadores y pacientes, anotaban qué cosas sucedían con el hombre simultáneamente con esos tiempos. Los tiempos eran:

Tiempo de Trueno: La Tierra se estremece porque siente en su seno la semilla que crece, enero-febrero.
Tiempo de viento: La semilla ya brota y con suavidad se abre camino, marzo-abril
Tiempo de agua: Siempre hay un peligro, pero así es la naturaleza, mayo-junio.
Tiempo de fuego: La plenitud del Sol y de lo que fue semilla, julio-agosto.
Tiempo de lago: La alegría de la cosecha, septiembre-octubre.
Tiempo de montaña: Se llenan los graneros La Tierra descansa, noviembre-diciembre.

La anotaciones de los sabios chinos acerca de la conducta del ser humano en cada tiempo fueron muchas. Dijeron por ejemplo que en "Tiempo de montaña" las familias se reunían junto al fuego a escuchar las historias de los viejos. Dijeron que en "Tiempo de lago" era propicia la comunidad entre los hombres.

Pero quiero referirme al comentario que hicieron con relación al "Tiempo de trueno", dijeron:

Tiempo de trueno:  La tierra se estremece porque siente en su seno la semilla, (enero-febrero), el hombre busca mujer aún antes de que los hielos se deshielen"

De manera que conforme a esa sentencia, el ser humano se aparea, de manera natural, en el tiempo de trueno, cuando la tierra se estremece porque siente en su seno la semilla que crece.

Aquí en nuestro país crece la Amapola, árbol hermoso que da sombra al Cacao. En esa zona del Cibao Nordeste, plena de Cacaos y de Amapolas, se dice que cuando las amapolas florecen las muchachas se van. Hay una copla que recoge ese decir:

"La mujer y la Amapola
en un tiempo se parecen.
La mujer busca marido
cuando las otras florecen"

Sí, la Amapola florece en "Tiempo de trueno", entre enero y febrero.

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo a Angel González, el mismo autor del poema inicial de esta entrega. Extraordinario poeta español contemporáneo. Disfrútenlo.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com


Canción de invierno y de verano


Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaiso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas
al entrar en el puerto de Bremen
con jirones de niebla y de hielo en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran
por la superficie del Pacífico Sur
bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.

Porque cuando es de día en el Mar del Norte
-Brumas y sombras absorbiendo restos de sucia luz-
es de noche en Valparaiso
-Rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas-

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento,
 y mi voz te buscaba, detrás,
muy cerca, iba mi boca.

Nos quisimos, es cierto
y yo se cuanto:
Primaveras, veranos, soles, lunas...

Pero jamás en el mismo día.

No hay comentarios: