domingo, 16 de septiembre de 2012

Lunes 17 de septiembre de 2012


Hermanos:

No es particularmente adivino ni vidente aquel que profetiza que parirá limones la mata de limón. Puede que un huracán la arranque de raíz mucho antes de que la profecía se cumpla, pero igual, si llegaba a parir, serían limones.

El ser humano que somos hoy es el resultado de interacciones con otros seres humanos, con el medio ambiente, en fin, con todo lo que nos relacionamos; pero es una interacción activa porque participamos con nuestra decisión. La historia de nuestra vida es la historia de las decisiones tomadas, sean estas conscientes o no. Por eso es tan importante hurgar nuestro interior hasta conocer la semilla de qué se está gestando en mi. ¿Qué pariré si permito que esta semilla llegue a madurar?

Contrario al limonero, el ser humano tiene libre albedrío, y aquí, a favor y por respeto al limonero, debo decir que siento que quizás en cierto grado también el limonero, por ser vida, tiene libre albedrío: Quizás un limonero utilizó su fotosíntesis para lucir más verde; mientras el otro limonero, a su lado, la utilizó para tener raíces más profundas. El huracán separó los destinos.

Pero volvamos al ser humano. La brisa suave de una idea puede anidar el corazón humano. Si ya anidó, entonces es semilla, y es preciso saber la semilla de qué se está gestando en mi.

Dice el texto chino: "Una buena acción no es suficiente para salvarse. Una mala acción no es suficiente para perderse. Así, el hombre vulgar, no hace buenas acciones y llena su vida de malas acciones hasta que su culpa lo lleva a un cepo que hiere sus orejas"

¿Qué pariré si permito que esta semilla llegue a madurar? Esa es una gran pregunta que requiere oración y respuesta.

Bien, ahora a lo nuestro.

Hoy el destino es fatal como la flecha. No tengo alternativa. Les voy a presentar un poema de Jorge Luis Borges sobre el I-Ching, el texto chino al que hemos hecho referencia.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com

 

 

Para una versión del I-Ching

 

El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer.


No hay una cosa que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo.

 

Quien se aleja de su casa ya ha vuelto.

Nuestra vida es la senda futura y recorrida.


El rigor ha tejido la madeja.


No te arredres. La ergástula es oscura,
la firme trama de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura.


El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas esta Dios que acecha.

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