lunes, 2 de enero de 2012

Lunes 2 de enero de 2012




Hermanos:


El de hoy será un poema de lunes breve porque estoy en el proceso de regresar del crucero y todavía tengo acceso restringido a Internet.

El crucero tocó algunas islas del Caribe, para ser más precisos salió de La Romana en Dominicana y luego tocó Catalina, Antigua, Tortola, Guadalupe, Martinica, St. Martín y regresamos a La Romana.

Esas islas caribeñas están muy bien preparadas para el turismo. Si me ponen a elegir, escojo a St. Martin como la más hermosa de todas, por lo menos partiendo de lo poco que se puede conocer en el corto tiempo que permanecimos en las islas.

Lo mejor: La buena vibra de viajar en familia. Éramos veinticinco.

Lo peor: La comida dentro del barco. Por desgracia, nunca estuvo a la altura.

Una experiencia significativa: La misa de Año Nuevo en alta mar. Inolvidable.

Bueno, ya les daré más detalles en futuras entregas, ahora a lo nuestro.

Hoy les traigo a Francisco Domínguez Charro poeta dominicano nacido en 1918 y fallecido en 1943.

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com


Viejo negro del puerto

Viejo negro del puerto,
hace mucho que vengo mirando
la oscura silueta de tu cuerpo manso,
deslizarse en silencio en las noches,
del muelle a lo largo;

por recintos cargados de sombra
con tu fardo de penas a espaldas,
yo te he visto escrutando, a lo lejos,
algún raro misterio
perdido en lo alto...

y te he visto, sumiso,
responder al reclamo,
-de ese grito silente de tu alma-;
cuando aspiras el humo en tu pipa
en profundas y lentas bocanadas...

Y te he visto, también,
deshilar el fulgor
de tus ojos noctámbulos
por las aguas plateadas...

¡Viejo negro del puerto!

Esta noche de niebla es propicia
al rito mudo de tu fervor atávico;
prende tu pipa fuerte,
embriágate de trópico
sumérgete en ti mismo
y apura tu nostalgia...

Escancia la tortura de tu alma
en un festín inmóvil con tus ansias:
Insúflate en la nada,
penetra los abismos insondables,
fija la indescriptible quietud
de tu mirada,
y acorta la jornada redentora
de tu retorno al África...

Viejo negro del puerto,
retorna en el espíritu
a tu selva sagrada.

Embárcate en la leve piragua imaginaria
de tu inconsciente mártir,
-y llora inconsolable-
que en esta noche lánguida
sólo un millón de estrellas
verán correr tus lágrimas...

Viejo negro olvidado;
beodo iluso de agonías nocturnales;
yo he visto muchas veces
tu herida destilando
llamaradas intensas
de fugas ilusorias
y tus pupilas mansas
se han teñido de selva
en actitud fantástica...

¡Viejo negro del puerto!
¿qué deseo te taladra?
¿Qué mística idolátrica
penetra tus entrañas
que, inmóvil como estatua,
te embriagas de fulgor
de mis estrellas lánguidas...?
Inútilmente sueñas
con tu retorno al África.

Si pudieras tejer con tus brazos
un pedazo de jungla flotante
y dejarte arrastrar por los mares...
o tejer con clarores de luna
un velamen muy blanco y extraño
y dejarte impulsar por el aire:
-¡Qué aventura tan grande!

¡Viejo negro del puerto!:
¡Quisiera consolarte!
Enviado desde mi iPad

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