Esta semana, en el poema de lunes,
presento una muestra de la poesía de Pedro Lezcano, poeta canario.
Su poesía me llegó a través de unos amigos
canarios que conocí a mediados de los años 90, mientras construía en Las
Terrenas, Samaná.
Creo que ya murió, pero a mediados de los
90 era un viejito encantador, a juzgar por las fotos que pude ver de él.
Aquí presento dos poemas: “Oda a la
muchacha de la paz” y “Soneto irreverente”.
Que tengan una bonita semana.
Mario
Oda a la muchacha de la paz
Yo vi mi luz primera en unos ojos
Serenos de muchacha.
Y si nacer es ver la luz primera,
Mujer, tú eres mi patria.
Aprendí desde entonces
que mi patria era hembra y era ancha
y que en su vientre, henchido de futuro,
Estaba la esperanza.
Cuando digo mujer digo sus hijos
Y digo el agua clara que los baña
Y digo el horizonte al que se asoma
Cuando espera mi vuelta en la ventana.
Cuando digo mujer digo mujeres
En todas las ventanas asomadas
Sobre las anchas tierras
Que junto al hombre labran…
Dulce muchacha América,
Dulce señora África,
Dulce mujer Europa,
Dulce novia Canarias.
Mi patria es cualquier sitio
Donde la paz se asoma a la ventana.
Y no donde los hombres y los buitres
Viven de la carroña y la guadaña,
Donde los carniceros de la guerra
Venden a bajo precio las entrañas.
¡Hay que matar la muerte,
Ganar a la violencia la batalla!
Por la muchacha universal que espera:
Su corazón es un tambor que llama.
Compatriotas del amor, unámonos
En el himno de amor de su palabra,
Bajo el mando estrellado de sus ojos,
Tras la bandera limpia de su falda.
Serenos de muchacha.
Y si nacer es ver la luz primera,
Mujer, tú eres mi patria.
Aprendí desde entonces
que mi patria era hembra y era ancha
y que en su vientre, henchido de futuro,
Estaba la esperanza.
Cuando digo mujer digo sus hijos
Y digo el agua clara que los baña
Y digo el horizonte al que se asoma
Cuando espera mi vuelta en la ventana.
Cuando digo mujer digo mujeres
En todas las ventanas asomadas
Sobre las anchas tierras
Que junto al hombre labran…
Dulce muchacha América,
Dulce señora África,
Dulce mujer Europa,
Dulce novia Canarias.
Mi patria es cualquier sitio
Donde la paz se asoma a la ventana.
Y no donde los hombres y los buitres
Viven de la carroña y la guadaña,
Donde los carniceros de la guerra
Venden a bajo precio las entrañas.
¡Hay que matar la muerte,
Ganar a la violencia la batalla!
Por la muchacha universal que espera:
Su corazón es un tambor que llama.
Compatriotas del amor, unámonos
En el himno de amor de su palabra,
Bajo el mando estrellado de sus ojos,
Tras la bandera limpia de su falda.
Pedro Lezcano, poeta canario.
Soneto Irreverente
Señor, pero no ves que me marchita
Este vivir sin grito y sin errata.
Que pereceré ahorcado en la corbata
Mudo en la silla vil de la visita
Que esta cláusula eterna, esta maldita
Pauta de seriedad me maniata
Que mi sangre, encharcada de sensata,
En un pozo de hiel se precipita.
Acaba ya, Señor, este divino
Cuadro para el que sirvo de modelo
Acaba y paga, y cámbiame el destino,
Págame sí, mi sueldo, que me hielo.
Págamelo en locura, en sangre, en vino
En libertad, en flor, en canto, en vuelo.
Pedro Lezcano, poeta canario.
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