lunes, 12 de julio de 2010

Lunes 21 de junio de 2010






Hermanos:

Mañana lunes saldrá un comunicado firmado por más de noventa organizaciones de la sociedad civil que se comprometen a mantenerse vigilantes en temas como la transparencia, la justicia, la corrupción y particularmente en el proceso de selección de las nuevas autoridades del sector justicia, que en Dominicana empezarán a ejercer sus cargos a partir del 16 de agosto próximo.

Como es de esperarse, llevar a consenso un documento de ese tipo no es tarea fácil, sobre todo si son tantas las organizaciones firmantes.

Ya con el documento prácticamente en prensa surgió una propuesta de modificación presentada por una de las organizaciones, en el sentido de que el documento carecía de lenguaje de género. La organización presentó el documento, escrito esta vez con lenguaje de género, y casi inmediatamente el representante de una de las organizaciones dijo que "...estaba completamente opuesto, que eso era una aberración gramatical". Yo por mi parte entiendo que es una necedad el andar con eso de "los ministros y las ministras", o lo que es peor, escribirlo como "los/as ministros/as" o la aberración superlativa, que la he visto en algunos casos, de escribir "l@s ministr@s". El documento propuesto con lenguaje de género llegaba a decir "los/as miembros/as" es decir, inventaba la palabra miembra. No se ustedes, pero yo siento que si le digo miembra a una mujer le estoy faltando el respeto.

No soy lingüista, pero parece ser que el género es una clasificación arbitraria de los nombres y existe en una lengua determinada porque tiene utilidad para la sociedad que habla esa lengua. Así, para los Bantúes la clasificación que es útil es la de personas, objetos alargados y árboles, objetos que aparecen en pares o grupos, instrumentos y medios y por último algunos animales. Estas son cinco clases de nombres, cinco géneros gramaticales que ayudan a que, al decir el nombre, ya se está dando la información del género a que pertenece.

Para los que hablamos castellano ha sido útil clasificar los nombres en masculinos, femeninos y neutros. Pero como vimos, se trata de una convención arbitraria: género gramatical y sexo no tienen relación obligada.

En la medida en que se detalla, en esa misma medida se excluye.

Años atrás, cuando todo era simple, decíamos "todos" y en ese "todos" no faltaba nadie. Ahora debemos decir "todos y todas".

Y yo pregunto: Cuando decimos "todos y todas", ¿acaso se sienten incluidos los homosexuales y las lesbianas? ¿Dónde están incluidas las lesbianas, en todos o en todas? ¿Y los homosexuales?

Una clasificación de género útil para los dominicanos tendría que diferenciar los sustantivos que proceden de la producción cultural de nuestros inmigrantes, de nuestros emigrantes, de la riqueza cultural y callejera de nuestros barrios, que ya hablan una lengua bastante alejada del castellano. Desde el punto de vista de la lengua, son todos excluidos.

En fin, el que detalla excluye, o como dirían los que detallan: El o la que detalla, excluye.

Bien, basta ya de accidentes gramaticales. Vamos a lo nuestro.

Hoy les traigo a Sara de Ibañez, poeta uruguaya que nacio en Paso de los Toros en 1909 y murió en Montevideo en 1971,

Que tengan bonita semana.

Mario
www.poemadelunes.blogspot.com
www.quijoteurbano.blogspot.com


No puedo

No puedo cerrar mis puertas
ni clausurar mis ventanas:
he de salir al camino
donde el mundo gira y clama,
he de salir al camino
a ver la muerte que pasa.

He de salir a mirar
cómo crece y se derrama
sobre el planeta encogido
la desatinada raza
que quiebra su fuente y luego
llora la ausencia del agua.

He de salir a esperar
el turbión de las palabras
que sobre la tierra cruza
y en flor los cantos arrasa,
he de salir a escuchar
el fuego entre nieve y zarza.

No puedo cerrar las puertas
ni clausurar las ventanas,
el laúd en las rodillas
y de esfinges rodeada,
puliendo azules respuestas
a sus preguntas en llamas.

Mucha sangre está corriendo
de las heridas cerradas,
mucha sangre está corriendo
por el ayer y el mañana,
y un gran ruido de torrente
viene a golpear en el alba.

Salgo al camino y escucho,
salgo a ver la luz turbada;
un cruel resuello de ahogado
sobre las bocas estalla,
y contra el cielo impasible
se pierde en nubes de escarcha.

Ni en el fondo de la noche
se detiene la ola amarga,
llena de niños que suben
con la sonrisa cortada,
ni en el fondo de la noche
queda una paloma en calma.

No puedo cerrar mis puertas
ni clausurar mis ventanas.
A mi diestra mano el sueño
mueve una iracunda espada
y echa rodando a mis pies
una rosa mutilada.

Tengo los brazos caídos
convicta de sombra y nada;
un olvidado perfume
muerde mis manos extrañas,
pero no puedo cerrar
las puertas y las ventanas,
y he de salir al camino
a ver la muerte que pasa.

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